Depílate, que pinchas

Las mujeres ahora somos más amigas que nunca de las bandas depilatorias, la crema y la cuchilla. Digo más amigas que nunca porque es verdad que durante el invierno intentamos alargar al máximo el momento de depilarnos. Hay incluso veces, en los que estando una soltera, te depilas tres veces desde octubre a mayo. Esto es así. Y a pesar de parecer que tengamos piernas de oso, vivimos inmersas en una gran felicidad porque el depilarnos no está dentro de nuestros planes. Y que digan lo que quieran, pero yo odio a aquellos que una vez dijeron que ir depilada era estar sexy. Porque no sé vosotras, pero yo ya soy sexy sin depilar. chewbacca

Y pensándolo bien, ¿alguna vez os habéis planteado cómo sería el mundo si nadie se depilase? Sí, quizás os viene una imagen en la que se os ponen los pelos de punta (y nunca mejor dicho). Pero yo os digo que realmente viviríamos mejor. Para empezar, nadie te miraría mal si llevaras unas ingles donde el vello púbico te saliera por las braguitas de encaje. Quizás, incluso, gustarías más. Y tampoco estarías pendiente de no levantar los brazos demasiado para que no se te vieran unas axilas en las que muchas decorarían con trenzas. Llevaríamos unos bigotes dignos de cualquier portuguesa, y aún así, seguro que muchos hombres se morirían de ganas de besar.

Al caminar por la calle, no estaríamos pensando si andar por el Sol o por la sombra para disimular los pelillos que empiezan a salir en las piernas, ni estarías pendiente de si pinchas o no…. Porque, evidentemente, todo el mundo pincharía. Sin embargo, por desgracia de cualquier mujer en este mundo, que sufre con depilarse cada dos o tres semanas, a alguien se le ocurrió decir que era bonito ir depilada. Y esto se ha asociado a la higiene, donde desde pequeña te enseñan a ir siempre “arregladita por lo que pueda pasar”.

El problema, entonces, lo encontramos en que esta forma de vida se ha propagado hasta el punto en el que los hombres van mejor depilados que . Y claro, llegar a la playa y ver su piel radiante e hidratada y sin ningún pelo visible, te conduce a pensar lo poco femenina que te estás volviendo. Que la culpa, en realidad, no la tienen ellos. También viene inducida por las mujeres de esas cadenas rápidas a las que vas a depilarte. “Que si no te puedes poner crema hidratante antes de ir a depilarte, que si tienes los pelillos muy cortitos y la cera no te los cogerá, que si has tardado mucho en ir…”. Y piensas: ¿y a ti, qué te importa?! Porque ahora, todas mis amigas –y las mujeres del mundo entero– cada vez que vamos a un centro de estética, entramos sudando y diciendo: “Bua, no te asustes, que tengo unos pelos…!” Que las pobres profesionales estarán cansadas de oír siempre la misma frase.

Y así vamos, locas por tener una piel perfecta y sin pelos cuando lo más fácil hubiera sido no escuchar a los tontos que nos dijeron: “Depílate, que pinchas”.

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